UNA SOLA ESPECIE HUMANA
Me impongo la tarea de escribir unas breves líneas con motivo de los terribles actos terroristas que han ocurrido en Cataluña. Esta vez, el zarpazo de la sinrazón nos ha desgarrado en carne propia. En esas maravillosas Ramblas que he tenido el placer de recorrer más de una vez dejándome atrapar por su ambiente bohemio y cosmopolita, mágico y multicolor. Con las heridas sangrantes es difícil distanciarse mínimamente del horror que provoca esta barbarie para intentar dilucidar posibles orígenes y causas. Pero, aún así, no debemos perder de vista que los europeos no somos su único objetivo. Que estos asesinos se ensañan, desde hace tiempo y con especial crueldad, con las poblaciones árabes y musulmanas. Precisamente de ellos huyen los miles y miles de refugiados que. al llegar a Occidente, y encuentran más desconfianza e insensibilidad que empatía.
La vida de las criaturas asesinadas en Barcelona es potencialmente tan valiosa como la de las niñas y niños sirios o iraquíes. Al margen de los condicionamientos geográficos, culturales, religiosos o políticos los seres humanos somos muy similares.
La inmensa mayoría solo pretendemos vivir en paz, criar a nuestros hijos, buscar la felicidad de mil formas diferentes... Pero nos vemos inmersos en un tablero diabólico donde somos poco menos que peones desechables para mayor loor de los todopoderosos.
Sería bueno mantener fría la cabeza. Eso no disminuye un átomo el dolor pero podría ayudarnos a focalizar mejor este asunto.
Existen unas causas profundas y enquistadas que pueden estar en el origen. Hechos que pueden haber impulsado esta espiral de odio que sobrecoge ahora al mundo entero´: La invasión de Irak, las maniobras geopolíticas de las grandes potencias en busca de su beneficio económico, la guerra sucia por el control de los recursos naturales, la política de desprecio hacia la tragedia de los refugiados y, cómo no, el boyante negocio de la industria armamentística.
Metan todos estos ingredientes en un cóctel, agítenlo con displicencia y obtendrán un planeta convulso y dominado por la violencia
Para contrarrestar la locura homicida de los terrorista, se levanta la unánime y pacífica respuesta de la ciudadanía. Barcelona, pese a la profunda tristeza, vuelve a abrir los brazos para dar una respuesta valiente y solidaria. Y no va a ser la del racismo o la de la xenofobia. Al día siguiente de los atentados los vecinos de las Ramblas impidieron una manifestación incitada por el odio y la venganza indiscriminada. Los agitadores fueron rodeados con pacífica determinación y tuvieron que desistir de sus intenciones.
Ellos han entendido como nadie que la paz es el único camino para acabar con esta violencia homicida. Ahora urge que se lo transmitamos a nuestros gobiernos. Que se dejen de oportunismos políticos y rivalidades para actuar, como una sola especie humana, en defensa de lo que verdaderamente importa: La paz, la vida y la justicia social.
Toda mi fuerza y cariño a las víctimas. A todas las víctimas, allí donde se produzcan, sin discriminar. No permitamos que las lágrimas nublen nuestros ojos. Ni nuestra razón.
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