EL REY DE LAS BESTIAS
La única vez que me llevaron al circo, siendo aún muy chica, mi padre y yo pudimos visitar las jaulas donde se recogían los animales que usaban para el espectáculo. Es curioso como se gestionan los recuerdos. Una gran parte de mi infancia se ha esfumado de mi memoria definitivamente. Sin embargo, puedo evocar como si fuera ayer mismo esa sensación de intensa tristeza que compartimos los dos aquella tarde. Ver a esas nobles criaturas encarceladas, en condiciones lamentables y con la mirada perdida fue una experiencia traumática. Mi viejo solo susurró: ¡Qué crimen!. Y es que, pese a que casi nunca coincidimos en nada, mi padre y yo compartíamos una misma fascinación. Félix Rodríguez de la Fuente tuvo que ver mucho en ello. Varias generaciones de españoles empezamos a entender que los animales eran algo más que meros objetos a nuestra disposición. Gracias a sus documentales los pudimos ver en su entorno, interactuando entre ellos, organizándose en comunidades o manadas con normas, jerarquías.. pero también expresado emociones y comportamientos que creíamos exclusivos del ser humano. Leonardo Da Vinci, que no era precisamente un piernas, decía que nuestra especie solo evolucionaría de verdad cuando mirara al resto de animales como a iguales. Pero también añadió: "verdaderamente, el hombre es el rey de las bestias pues su brutalidad supera a la de éstas". ¿Qué pensaría ahora Leonardo sobre la bestialidad humana viendo como se masacra al pueblo sirio ante la indiferencia del mundo civilizado? ¿Viendo como cerramos las puertas a los que están huyendo del hambre, de las bombas, de las violaciones, torturas y asesinatos?
¿Cómo podemos mirar a los ojos de los animales y verlos como iguales si esquivamos los aterrorizados ojos de los niños sirios como si fueran animales?
Esa tristeza que me llevé del circo aquella lejana tarde me agarra del cuello desde entonces de vez en cuando. La tecnología no supone civilización, mucho menos evolución. Vivimos en un mundo que no cultiva la empatía por ninguna especie, incluida la nuestra. Es un comportamiento suicida impropio de cualquier bestia respetable.
En una sesión ordinaria celebrada en el ayuntamiento de Alfajarín, Fernando Gracia (GA-ZGZ) presentó una moción para pedir que no se autoricen en este municipio circos con animales. La reproduzco a continuación porque me parece hermosa y muy bien argumentada. Solo añadir que fue aprobada por mayoría, con un solo voto en contra. Ya estamos un poco más cerca de dar ese pequeño salto evolutivo.
Don Fernando Gracia procedió a la lectura de la siguiente moción:
"El circo, como arte ancestral desde el origen del hombre, es considerada como una actividad noble por su idiosincrasia: por el riesgo, la armonía, el tesón, la estética, el reto de superarse a uno mismo... No obstante, si reflexionamos y nos preguntamos, ¿son necesarios los animales para que el circo tenga esos valores aludidos? Los tiempos están cambiando y vemos que, circos que son el paradigma de la estética, del saber hacer- como el circo del sol- con todas sus franquicias a lo largo y ancho del mundo, no necesitan animales. Del mismo modo, otros circos no tan internacionales han optado por reinventarse y dar espectáculos más dignos sin su presencia. ¿Alguna vez hemos pensado cómo se adiestran animales salvajes para que realicen una actividad? ¿O cómo pasan su tiempo enjaulados día tras día?. Los buenos circos no necesitan "maquillarse" con la presencia de animales. Es cierto que tenemos fundadas dudas sobre si tienen conciencia de sí mismos. Los primates, está comprobado que tienen conciencia de sí mismos, pero aunque se llegara a comprobar que no la tienen, de lo que si estamos seguros es de que como animales superiores tienen el mismo sufrimiento ante el dolor y el aislamiento.
Por todo ello, si nosotros como hombres nos consideramos líderes por nuestro nivel evolutivo, estamos en la obligación moral de tratar a los demás animales con respeto y dignidad y no como meras cosas para nuestro uso y disfrute"
Seguro que Fernando le hubiera caído genial a Leonardo. Estos pequeños pero trascendentales gestos ayudan a mitigar mi tristeza. A no perder la esperanza en que algún día, no demasiado lejano, dejemos de ser la más enferma de todas las criaturas. La más bestia entre las bestias. Gracias Fernando. Gracias Félix. Aún queda un largo recorrido en pos de la evolución pero, gracias a miles de pasos como los vuestros, se hace camino al andar.
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