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MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA

MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA
El Papa Francisco es demasiado flower power para la jerarquía eclesiástica carpetovetona. Dice cosas en su nueva encíclica que hacen que se desgarren las carnes de algunos obispos de corte más preconciliar que el argentino. Francisco pone el dedo en la llaga de un medio ambiente arrasado y explotado señalándolo como el origen de grandes desigualdades entre los seres humanos.
Pero además hace referencia a la necesidad de perdonar graves "pecados"como el aborto o la homosexualidad. En resumen, se decanta más por el amor que por la excomunión para escándalo y consternación de prelados como monseñor Cañizares.
Cañizares ya creó polémica cuando dijo que, para la iglesia católica, el aborto era un asunto más grave que la pedofilia. Así debe ser ya que, pese a la vergonzosa abundancia de este "delito" entre la curia, los gerifaltes de la iglesia siempre han demostrado más intransigencia con la libertad reproductiva de la mujer que con sus propios pederastas. Incluso han llegado a justificar los abusos esgrimiendo la bajuna teoría de que los menores "van provocando", como afirmó el obispo de Tenerife.
Francisco tiene al enemigo en casa. Su intención de acercar la doctrina a los problemas reales de la gente y alejarla de posturas intolerantes choca frontalmente con la idiosincrasia de muchos de sus obispos. El nuevo Papa habla del reparto de la riqueza (cualquier día lo acusan de ser un bolivariano de Podemos). Del compromiso que su credo tiene con los pobres y desfavorecidos.
Simultáneamente, la misa que el padre Angel hizo por Pedro Zerolo ha abierto un cisma entre la parroquia y el arzobispado de Madrid. Si alguien encaja en el perfil de esa nueva iglesia que predica el argentino es el padre Angel. Toda una vida dedicada a los más débiles, a los marginados, a los excluidos. Su coherencia cristiana es inapelable. Zerolo, que militó activamente por los derechos de gays, lesbianas y transexuales y fue el impulsor del matrimonio homosexual, era ante todo su amigo. Y el hecho de su homosexualidad no infería a sus ojos nada reprobable. El dios que predica el padre Angel con su ejemplo también usa el lenguaje del amor. No el de la ira.
En este país aconfesional de pacotilla, la opinión de los obispos no es que vaya a misa, es que llega a crear jurisprudencia. La cúpula clerical patria intenta imponer el derecho canónico sobre el constitucional y lo consigue en muchas ocasiones. Es el caso de Rita Maestre. Se le acusa de profanación por su acción (de discutible gusto) en la capilla que hay en la Universidad Complutense.
Si nos ceñimos a lo que el código penal define como profanación (ritos satánicos, misas negras y otras brujerías), no entiendo la carga de la acusación. En todo caso sería una perturbación del orden que, además, se realiza en suelo universitario. Es decir, aconfesional, porque la capilla católica se encuentra dentro de su circunscripción. Lo que deriva en la confrontación de dos derechos: el de libre expresión y el de libertad religiosa. Pero, ¿Profanación?
Solo se me ocurre que esta imputación se deba a la semilla misógina que tan bien plantó la santa madre iglesia desde aquellos tiempos en los que torturaban y quemaban a cualquier fémina que sacara los pies del tiesto acusándola de bruja. Eran días felices para los inquisidores. Las mujeres ardían iluminando las noches por esto o por aquello. De todos es conocida la legendaria alianza de Eva con Satán. Lo llevamos en la naturaleza. Igual que Rita.
Rita Maestre no arderá en una hoguera, algo hemos progresado, pero su falta pretende ser juzgada como un anatema. El Papa Francisco predica que debe separarse la iglesia del estado.
Aquí puede decirse que predica en el desierto.  Lo tiene crudo Francisco. Yo le aconsejaría hacer un ere. Una operación renove para librarse de modelos recalcitrantes, como la mayoría de nuestros obispos nacionales, que empañan su teología del amor e interfieren en la política del estado. Solo es cuestión de regatear el finiquito. Véase el ejemplo de Rouco. A dios lo que es de dios y a Rouco...un ático de súper-lujo.

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