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APOLOGÍA DE LA FEALDAD

La belleza o la fealdad dependen del ojo del que mira. Son conceptos sutiles, mudables en función de las épocas y los cánones estéticos y culturales. Sin embargo, hay cosas perennemente feas al margen de las tendencias o las modas. La miseria por ejemplo. Aunque se pueden distinguir dos tipos de miseria. Está la miseria que agarra a la gente privándoles del pan y la esperanza. Miseria material que no puede acicalarse y muestra una fealdad que ofende a los espíritus empáticos. Es la que padece el mendigo que duerme en un cajero entre cartones. Una miseria social y horripilante que fabrica excluidos poco plásticos. Luego están los miserables. Éstos pueden tener buena fachada, como Arturo Fernández (presunto actor), vestir finos y elegantes paños y bañarse en chanel. Al final la fealdad les termina asomando por la boca. El "Chatín" se despachó primero en Interconomía contra los sindicalistas y los que se manifiestan contra los recortes: "No he visto gente más fea que en las manifestaciones. Parecen hordas salidas de campos de concentración."
Ahora arremete contra los desheredados del sistema declarando que nunca interpretaría a un mendigo, por si se le pegaba algo. ¿La humanidad tal vez? Pero en algo dice la verdad. Arturo Fernández nunca podría interpretar a un mendigo. Ni ese papel ni ningún otro distinto del que lleva interpretando durante toda su larga e insípida carrera. El de un mequetrefe millonario que se ajusta la corbata repitiendo eternamente los mismos chascarrillos. El estereotipo de belleza que defiende el "Chatín" es acorde a sus veleidades ideológicas.
 Más no todos podemos irradiar la hermosura de Montoro, Báñez o el ministro Wert, ¡Gracias a los cielos!.
 Algunos, don Arturo, somos feos convictos y confesos. Feos irredimibles que no comparten su imaginario chabacano y hortera de la España más casposa y rancia. Si lo que usted representa tiene algo que ver con la belleza o el arte, me alegro de ser tan fea. 
En cuanto a lo suyo, procure cerrar el pico. Cada vez que lo abre se le ve la deformidad que sufren sus neuronas. Cosa fea. 

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