¿QUIÉN AGITA A LOS MERCADOS?
Titular del diario La Razón sobre las manifestaciones del día 19 de julio: La izquierda agita la calle mientras el mercado apunta a España. Apunta y dispara, añadiría yo. Titular del New York Times sobre la monstruosa estatua, con el escarnio añadido del avioncito complementario, del aeropuerto de Castellón. (Ese tan chuli que el papá de Andreita Fabra construyó para las personas): El símbolo de la ruina. La derecha mediática patriotera cierra filas con su acorralado gobierno. Si los mercados siguen de los nervios la culpa la tiene la izquierda-borroka que capitanean Totxo, Méndez y los de la Zeja. Curiosa conclusión que no comparto. Nunca antes anduve manifestándome rodeada de tantos votantes del PP como en esta ocasión. En cuanto al PSOE, las consignas que se oían no eran precisamente loas. Más bien todo lo contrario. Porque las masas, en nuestro corto entendimiento, adivinamos que ninguno de los dos partidos que se alternan en el poder tienen redaños para sacarnos de este lío. Una certeza que se plasma en el folklore reivindicativo simplificada por la sabiduría popular en este impenitente latiguillo: PSOE y PP, la misma mierda es.
No, no son los socialistas quiénes agitan las calles y enervan a los mercados. Tampoco los sindicatos mayoritarios que gestionan a trancas y barrancas un escenario que desborda sus peores pesadillas. Un panorama que les obliga a saltar a la arena del conflicto y abandonar la acomodaticia butaca en la que andaban rezongando. Los cientos de miles que abarrotamos las calles españolas no lo hicimos a la llamada de una filiación sindical o política concreta. Nos unía algo más fuerte. El rechazo común a pagar los platos rotos de la Bankia, los proyectos disparatados y los negocios truculentos de Alí-Babá y los cuarenta mil ladrones megalómanos con el pan y el porvenir de nuestro pueblo. Se ve que a los de la caverna ideológica no les da por leer prensa extranjera. De hacerlo, quizás comprenderían lo que realmente agita a los mercados y a todo bicho viviente en nuestro suelo patrio. El NYT lo clava con ese monumento al esperpento nacional que ha sido nuestra economía los últimos años. Estamos "enfabrecidos" por le saqueo, la burla y el despilfarro. Los mismos motivos por los que los mercados no se fían un pelo.
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