¡VIVA LA MUERTE!
Este gobierno torero, experto en capear verdades y responsabilidades, tiene una debilidad manifiesta por los cuernos. Si hablamos en sentido metafórico, los que nos ponen a la ciudadanía traicionando los intereses generales. El Presidente, sin ir más lejos, me recuerda a ese marido infiel pillado in fraganti que niega la mayor acusando a su parienta de sufrir alucinaciones propias de la histeria femenina. Esto no es lo que parece cariñito- explica Mariano escondiendo el rescate debajo de la cama- en realidad, te estoy preparando una sorpresa. ¡Y vaya con la sorpresita! Resultó ser un estoque como la copa de un pino. Y el armatoste tiene filo doble. Me explico,el gobierno quiere reducir en un 71% la inversión en campañas contra el maltrato femenino mientras destina nuevas partidas de dinero a promocionar la tauromaquia.
¡Olé! Como buenos matadores se ponen burros con la sangre. Con la de los toros torturados y humillados hasta la muerte para regocijo de un hemofílico público. Pero es evidente que también con la de las mujeres. No existe otra explicación. La actualidad nos vomita en la cara los cadáveres de miles de mujeres golpeadas, cosificadas, agredidas física y psicológicamente, asesinadas y ahora además ninguneadas por los recortes.
Pero educar en el respeto y la igualdad de género potenciando una cultura que aborrezca la violencia es una rebaba prescindible para los toreros de la Moncloa. Un gasto superfluo que podría evitarse si las hembras se resignan a sufrir en silencio los malos tratos como manda la Santa Madre Iglesia. Si no se les hubiera llenado la cabeza de pájaros emancipatorios nunca hubieran abandonado las directrices marcadas por doña Pilar Primo de Rivera. Los palos quedarían en la intimidad de los hogares cristianos y los asesinatos seguirían llamándose crímenes de honor.
Y todo el dinerito que se ahorraría de este engorroso asunto podría destinarse a cuestiones de mayor interés nacional, como los toros. A darles matarile (se entiende) en el marco de un espectáculo sangriento, deficitario y subvencionado con los fondos de todo quisque.
Para Rajoy y cía, potenciar su imagen de España es prioritario. Esta fachada que tan bien les representa es la España cutre de chulitos de playa fanfarrones e insensibles que tanta credibilidad nos aporta ante el resto de Europa. La de la charanga y la pandereta, la folklórica y el matador, esa que aún apesta a cerrado y sacristía. Una piel de toro empapada de sangre que exhibe su naturaleza cruel y delirante gritando: ¡Viva la muerte!
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