PINTURAS NEGRAS
Si mi paisano Goya levantara la cabeza se encontraría un país pintado a trazos negros y salpicado de personajes cuyas deformes caras son hiperrealistas caricaturas de la España más profunda y descarnada. Con toda seguridad, se dejaría poseer por ese peculiar estilo suyo de los Sublime Terrible para retratar un momento histórico tan sobrecogedor. El aragonés creaba sin esconder los detalles desagradables. Sus pinturas negras nos muestran unos rostros remotamente humanos a cuyos ojos se avecinan elementos perturbadores como la crueldad o la depresión.
De estas dos cosas, crueldad y depresión, también andamos bien servidos en el s.XIX. Saturno devorando a su hijo podría ser la alegoría de un estado que engulle el bienestar y el futuro de su propio pueblo sin asomo de piedad. Sin embargo El duelo a garrotazos, esa representación de la ancestral lucha entre las dos españas, debería modificarse sustancialmente. La estaca que usan los explotadores de hoy en día es de reglamento, mientras que los oprimidos prentendemos defendernos blandiendo un triste palillo. Así andamos de morados a fuerza de intentar parar tanto garrotazo.
El Coloso, un gigantesco monstruo que se yergue sobre un sombrío valle provocando el pánico de la gente, encarnaría a esos telúricos Mercados que agitan sus puños en el aire exigiendo su ración de sangre humana. ¿Cómo dibujaría don Francisco a obispos como Rouco? Le iban a faltar tonos grises y cenizos para delinear esa alma de usurero inmobiliario que se aferra a sus tesoros inmune a la pobreza que padece su rebaño. ¿Y a estos banqueros homicidas que salen impunes de sus crímenes ? ¿Cómo plasmaría la cobardía con la que los políticos recompensan a los delincuentes financieros robando la educación, la sanidad y el pan de la ciudadanía para tapar los abisales agujeros abiertos con sus fechorías? Si el de Fuendetodos levantara la cabeza tendría tajo para reinventar sus pinturas. El pobre hombre no iba a dar a basto.
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