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SPANISH HORROR STORY

SPANISH HORROR STORY

Igual que en una novela por entregas (del más refinado género terrorífico) la vicepresidenta Soraya nos avisa: ¿Miedo? Si las medidas recortadoras recién anunciadas sobrecogen su ánimo, agárrense bien que viene curva. Esto es solo el inicio del inicio. ¡Pues empezamos bien!
Incumplir las promesas electorales no es ningún problema. Todo queda justificado por esa desviación del déficit que se ocultaba agazapada del escrutinio de Rajoy y sus muchach@s como una de esas criaturas deformes encadenadas en algún zaguán inaccesible . Es verdad que no debieron poner mucho interés en sus pesquisas porque, con revisar las cuentas de las comunidades gobernadas por el PP, ya podían haberse hecho una idea de la naturaleza del monstruito. Pero prefirieron esperar a instalarse en la Moncloa para echar una ojeada al desván de los horrores.
 Y el impostado susto que dicen haber recibido les sirve de coartada para faltar a su palabra. Basta con exhibir a la Bestia deficitaria que reclama carne humana de la mañana a la noche para acojonar al personal mientras comienza la poda.
Ya, ya se que dijimos que no se iban a subir los impuestos, pero ¡miren! (Gritan los populares agitando el engendro ante nuestros arrugados hocicos) No nos queda más remedio que alimentar a esta desgraciada criatura. Osea que donde dije digo ahora digo subida del irpf, congelación del salario mínimo o recortes presupuestarios quirúrgicos en partidas como la dependencia, la ayuda de emancipación para los jóvenes y otras rebabas sociales que son un lastre para el Estado. Pero como ha advertido Sáenz de Santamaría, ésto solo es el principio. Lo más desconcertante es que estas medidas vienen recubiertas por una vaselina dialéctica que apela a la equidad y la defensa de los más débiles. Aunque no se ha dicho ni una palabra en materia de evasión fiscal o fraude de impuestos y las rentas más bajas serán las que más verán incrementado su tipo de gravamen. Y de estimular el empleo ya ni hablamos. Ningún empresario contrata en función de que el sueldo mínimo sea de 641 o de 650 euros. Los salarios de miseria ayudan a destruir puestos de trabajo ya que el dinero no fluye para generar otros empleos.
Esperaremos, allá por marzo, el siguiente capítulo de la Spanish horror story que nos relata el Gobierno. Algo me dice que después, millones de españoles tendremos graves problemas para conciliar el sueño.

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