LOS MONSTRUOS DEL SISTEMA
El capitalismo no es una entidad abstracta que se sirve de mágicos sortilegios para dominar el mundo. En realidad. pese al aúra sobrenatural (casi divina) con la que se nos muestra, se trata de un sistema pergeñado por ejemplares de una especie gravemente enferma. La raza humana, en su condición de mono parlante y manipulador, es la autora intelectual del invento. Algunos individuos, desde el principio de los tiempos, han dado rienda suelta a esa tendencia sociópata que les hace creerse el ombligo del mundo y tener un derecho natural a esclavizar a los demás. Son monstruos, criaturas peligrosas y altamente nocivas que se mueven en esta cultura como Pedro por su casa. Ellos y los que fantasean con ser igual que ellos son el origen del problema. Estos anómalos seres no hubieran medrado en una sociedad que no estuviera contagiada del mismo mal. El modelo depredador, el triunfador como le llama algunos, es admirado y apoyado por otros que sueñan con alcanzar algún día su cota de poder. Sin esa masa que los arropa personajes como Camps, Fabra o la alcaldesa de La Muela, por poner algunos ejemplos entre cientos, nunca habrían ocupado cargos públicos en una estructura democrática. Sus delirios mesiánicos son celebrados por una muchedumbre que también estaría dispuesta a renunciar a la conciencia para mudarse a su pellejo. El ser humano se ha revelado como la más bestia entre las bestias. Capaz de argumentar cualquier patraña para explotar a todas las formas de vida del planeta, incluida la suya. Un animal imperfecto que suele fabular y mentir para sacar algún provecho. Muy hábil para construir sus propias cárceles y encumbrar a sus propios carceleros.
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