LA KALE BORROKA FINANCIERA
Al Presidente del Banco de Santander se le da bien ejercer de gurú y administrar recetas contra la actual crisis. Botín se viene arriba solicitando reformas, trabajo y confianza. Sí, han oido bien, don Emilio nos pide confianza. El problema es que no la ofrece. Porque cómo vamos a fiarnos del presidente de un banco que tiene el grueso de la fortuna familiar depositado en entidades suizas. ¿Es sospechoso o solo me lo parece a mí? No tengo dudas de que Botín acabará limpiando el buen nombre del clan. y esclarecerá su inocencia respecto al fraude fiscal. Los milagros económicos se prodigan entre los miembros de esta familia. ¿Cómo se entendería sino que al primer accionista de Bankinter, Jaime Botín, le devuelvan de vez en cuando en la declaración de Hacienda? Mi cuñado lleva ocho meses en el paro y le ha salido a pagar. El entramado financiero está diseñado por y para cumplir las necesidades de su élite. Siempre salen impunes de sus fechorías porque ellos mismos han creado los mecanismos para eludir la justicia de los comunes mortales. Pero su desmesura no tiene límites. Ni su falta de vergüenza cuando se erigen portavoces de las soluciones para solventar una crisis sugiriendo recortar exponencialmente nuestros derechos sociales y laborales. ¡La tienen de cemento! Guardan la pasta fuera del país, fuera de su propio banco para más inri, mientras ejercen una presión política brutal para darle una estocada definitiva al estado de bienestar que tanto estorba a sus intereses. Nuestro destino lo deciden sociópatas y cínicos. Pero sus actos terroristas contra el pueblo no se relatan con la vehemencia del injustificable acoso que sufrieron los diputados catalanes. La kale borroka financiera tiene patente de corso para violentar millones de vidas sin que sus actos se criminalicen tan rotundamente como se ha hecho con el 15-M por un episodio aislado. A los indignados les ha bastado con que unos pocos perdieran los papeles para que las siete plagas cayeran sobre el movimiento. Claro que ellos no cuentan con la bula divina con la que cuentan los banqueros. Siempre ha habido clases.
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