EUROPA CANIBAL
El corazón político de Europa, el Parlamento Europeo, padece un mal que envilece su presumida naturaleza humanista. Desde aquí se promueven iniciativas indecentes como la de sabotear los derechos de los trabajadores extranjeros para, presuntamente, beneficiar a los nacionales. Una proposición inmoral y falsa que, no obstante, hubiera gozado de mucho arrope popular y populista. Porque el personal anda muy pero que muy despistado con todo lo que nos está pasando. Pero como decía el "caído por una España peor", Iñaki Gabilondo, Ellos no. Ellos, los poderes financieros, esos telúricos Mercados que manejan los bocados de nuestros políticos, saben perfectamente lo que hacen. Y ordenan a sus títeres europarlamentarios que lancen sondas entre la ciudadanía para comprobar nuestra disposición a seguir tragándonos sus canalladas. Divide et vinces. Eso forma parte de la estrategia. Enfrentar a quienes unidos, podrían oponer resistencia a sus abusos. La explotación que se cierne sobre los trabajadores es universal, no hace distingos entre razas o culturas y tiene por objetivo el democrático afán de igualarnos a todos en una gran hermandad de miserables. No crean que se han echado para atrás por un remilgo que ha saltado en el rincón donde guardaban la conciencia. El proceso debe haber sido otro. ¿Para qué molestarnos en precarizar las condiciones de los extranjeros si podemos machacarlos a todos por igual? Más o menos, me imagino. Porque esta Europa canibal que habitamos, sufre de una voracidad que no se sacia con la enjuta carne de los inmigrantes. Nosotros, los trabajadores comunitarios, también formamos parte de su pantagruélica despensa. Por si acaso, repasen meticulosamente todos sus miembros. No vaya a ser que la masacre de nuestros derechos laborales y sociales solo haya sido un frugal aperitivo.
Publicado en Periódico de Aragón
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