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Capítulos XIII y XIV de "Un asunto de familia" ( novela)

Capítulos XIII y XIV de "Un asunto de familia" ( novela)

 

                                                        

 

 

                                                                               CAPÍTULO XIII

 

 

 

  • ¡Nunca debí fiarme de ti! ¡Estás como una puta regadera!

 

 

Se trataba, sin lugar a dudas, de la voz del inspector Barceló. Y estaba francamente colérico.

 

  • Debes estar loco si creías que haría lo que me habíais pedido.- Replicaba Montse Arnau sin asomo de temor ante la furia de su acompañante.- ¡Ella es inocente!, ¿no lo entiendes? ¡Es como Blanca!

  • ¡¿Y qué piensas hacer con ella?!- Las voces se aproximaban peligrosamente al detective que tenía que hacer auténticos esfuerzos para no saltar sobre ellos y golpearles hasta que confesaran qué significaba aquella conversación.- ¿vas a mantenerla eternamente prisionera?, ¿vas a suministrarle drogas de continuo para que no intente huir? ¡Por dios! No puedes retenerla ni dejarla libre, ¿no lo entiendes? ¡Sabe demasiado y es solo por tu culpa!

Hubo un breve silencio que a Gilabert le pareció una semana. Fue interrumpido por un sollozo profundo y desgarrado de la mujer que musitaba:

  • ¡Yo no queríaaa…! Ella es, es una chica muy, muy lista… como Blanquita.- Su voz sonaba desagradablemente infantil y aflautada.- Estaba muy cerca de descubrirlo todo, ¿sabes? Vino a verme y fue delicadamente amable conmigo. Muy comprensiva.

  • ¡Pero el hecho de que fuera tan amable no implicaba que tú le contaras todo!, ¡Maldita sea!- La voz de Barceló tronaba en los oídos de Pau. Desde el principio era consciente que ambos estaban hablando de Marga y, pese a las múltiples preguntas que la implicación de estos dos personajes le suscitaban, comprendió de inmediato que continuaba con vida. Estaba viva, retenida contra su voluntad y posiblemente drogada, pero viva.

  • Solo quería que entendiera nuestras razones ¡Parece tan buena y comprensiva!

  • ¡Oh, estás más loca de lo que me temía! Mira, conozco a esa chica desde que era una cría y sí es muy lista. Su tío la ha adiestrado muy bien para sonsacarle información a la gente. ¡Te engañó!, ¿no te das cuenta?

Gilabert tuvo que tragarse la impotencia que le producía el no dejar correr sus sentimientos homicidas hacia el inspector, hacia el hombre al que había considerado su amigo desde hacía muchos años, en el que siempre había confiado ciegamente. Pero consideró más oportuno continuar en el anonimato. Lo primero era rescatar a Marga, después ya ajustarían cuentas.

 

 

 

  • Ella me dijo que lo sabía todo, que confiara en ella.- La Arnau seguía hablando con una voz que no le pertenecía. El delirio se hacía patente no solo en sus palabras sino hasta en el propio tono y timbre en el que eran pronunciadas.

  • Pero no sabía nada de nada, ¡te engaño, mierda! ¡Y tú le largaste el cuento completito! Es culpa tuya si ahora tiene que morir.- Las voces se alejaron unos metros en dirección hacia donde estaban las estanterías. Luego, Pau escuchó unos ruidos y el sordo estruendo del metal al ser arrastrado por el suelo. Levantó cuidadosamente la tela que lo ocultaba y contempló la escena. Habían bajado las cajas que reposaban sobre los estantes y habían desplazado la estantería para acceder a un pequeño zulo, que permanecía camuflado en la pared detrás de unos cartones. O sea que era ahí donde tenían a Marga ¡Tenía que salvarla! Estaba seguro de que Barceló iría armado, lo cual le colocaba en desventaja frente a él. Además no debía desestimar la fuerza física de Montse Arnau. No veía la manera de enfrentarse físicamente a ambos, dadas las condiciones, y salir victorioso. ¡Se acordó de Sempere ¡ Volvió a cubrirse bajo su escondite y le mandó un breve mensaje por el móvil. MARGA EN PELIGRO. POLICÍA. APORREA PUERTA MIENTRAS LLEGAN.

Antes de que hubieran abierto la improvisada celda de Marga, se escuchó el repiqueteo del timbre y la voz de Sempere avisando de que había llamado a la policía y que pensaba echar la puerta abajo.

  • ¡Dios santo! Son esos entrometidos detectives.- Exclamó la Arnau con voz temblorosa. Pau, que los espiaba a hurtadillas, vio como volvían a colocar todo en su sitio. Barceló cogió del brazo a la aterrorizada mujer y antes de que ella misma o el detective pudieran reaccionar, sacó una pistola y le disparó en la cabeza sin mediar palabra.

  • Lo siento.- musitó, y a continuación salió del sótano a toda velocidad con el arma en la mano. Gilabert salió tras él tratando de pasar desapercibido, y pudo verle salir por una ventana trasera del edificio. El detective fue a abrir la puerta que Jordi golpeaba con todas sus fuerzas.

  • ¿Pero qué coño está pasando?- preguntó Sempere al borde del colapso nervioso.

  • ¡Corre, ven conmigo!- Y mientras ambos volaban hacia el sótano, escucharon la sirena del coche de policía. Antes de que bajaran del coche, habían violentado el candado de la improvisada celda. Allí encontraron a Marga con claros síntomas de estar drogada. Cuando su padrino la tomó en brazos abrió los ojos y al reconocer a sus amigos exclamó con dificultad:

  • No sabéis cuánto me alegro de veros.

 

Mientras Sempere acompañaba a Marga al hospital para que le fuera efectuado un reconocimiento, Gilbert explicaba a la policía todos los detalles de la escena que acababa de presenciar y tenía que lidiar con la incredulidad que les producía la intervención del inspector en los hechos.

  • ¡Pues claro que estoy absolutamente seguro! Era Barceló. No solo lo conozco perfectamente, hasta hoy mismo creía que contaba con su afecto y amistad.- Repetía una y otra vez a los dos agentes que le tomaban declaración.- ¿Por qué no le llaman por teléfono y averiguan dónde se encuentra?

  • Tranquilícese. Hemos mandado una patrulla a su casa y de encontrarse allí lo traeremos inmediatamente a comisaría para someterlo a un careo con usted.

  • ¡Está bien! Pero como dudo mucho de que den con él, les rogaría que me acompañaran al hospital para asegurarme de cómo se encuentra mi sobrina.

  • No hay ningún problema, no se preocupe. Está custodiada, no solo por su socio, también por un par de agentes que le prestarán protección el tiempo necesario hasta que aclaremos este entuerto.- contestó uno de los policías con aire incrédulo y condescendiente.- En cuanto esté lo suficientemente recuperada iremos a tomarle declaración sobre los hechos.

  • Señor, no encontramos al inspector Barceló en su domicilio y su móvil permanece fuera de servicio.- informó un policía barbilampiño que entró como una tromba en la dependencia.

  • ¡Mierda!- Exclamó el responsable de la investigación. Luego, volviendo los ojos hacia el arrebatado rostro del detective, concluyó.- Bueno. Iremos a ver como se encuentra la muchacha y si está en disposición de contarnos algo.

Cuando llegaron al hospital encontraron a Sempere en la puerta de la habitación junto a los policías que debían protegerla. Al ver a su amigo se levantó precipitadamente y le abrazó dejando correr el nerviosismo acumulado en estas horas en forma de verborrea impenitente:

  • Los médicos continúan reconociéndola, pero está bien hermano. Quería contarme cosas mientras veníamos en la ambulancia pero no se lo permití. ¡Diablo de chiquilla! Es una profesional de tomo y lomo.

Pau tranquilizó como pudo al pintoresco pelirrojo. Enseguida el médico salió para confirmarles que Marga se encontraba en perfecto estado y que el efecto de la droga que le habían administrado casi había desaparecido. Autorizó el interrogatorio haciendo hincapié en que no la agotaran demasiado. Al entrar en la habitación, vieron la carita infantil y querida de Marga que parecía aún más menuda entre las blancas sábanas del hospital. Pero les cucó un ojo con picardía y ambos supieron que realmente se encontraba bien. Tras besarla y abrazarla con auténtica fruición, todos los presentes, escucharon lo que tenía que contar:

  • Llevaba días dándole vueltas a la idea de que quizás, la señora Arnau tenía más claves de este enredo de lo que parecía a priori- Su voz era débil pero su tono poseía determinación.- Ya sabes tito, yo soy más intuitiva que racional. Así que cuando quedé con ella en su tienda, decidí ganarme su confianza explotando el intenso amor que decía tener por el recuerdo de su hermana.

  • ¡Chica lista!- Exclamó sin poder contenerse Sempere.

  • Ya os comenté lo que había leído acerca de los familiares de algunas víctimas de asesinato. Cuando no pueden cerrar el ciclo de su luto porque el asesino ha quedado impune de su crimen, entran en una rueda de desesperación muy peligrosa para su estabilidad emocional.

  • Pero Silva no resultó impune de sus delitos. Permaneció en el encierro hasta su muerte.- puntualizó el comisario Rius.

  • Ella nunca creyó que Silva hubiera muerto. Por eso mantenía correspondencia con Federico Angulo. No por que buscara una explicación al asesinato de su hermana sino porque quería descubrir lo que había pasado realmente con el psicópata.

  • ¿Y lo averiguó?- intervino Gilabert.

  • Creyó haberlo hecho pero no a través del fraile.- Marga era consciente de que su público ansiaba conocer toda la historia.- Fue el inspector Barceló, al que también había recurrido en multitud de ocasiones para indagar sobre Silva, el que le desveló la supuesta verdad.

  • ¿Pero qué podía saber Barceló sobre este asunto?- inquirió el comisario.

  • Le contó que, como sospechábamos, el incendio del psiquiátrico había sido un montaje para liberarlo de su encierro.- Marga estaba cansada pero no quería dejar de hablar.- Y que Silva continuaba vivo y oculto por su mujer y su hija.

  • Pero.¿cómo?

  • Se brindó a ayudarle en su venganza y entre ambos idearon un plan para hacerle salir de su escondrijo.

 

  • ¿Y ese plan incluía el asesinato de esa pobre mujer y de Montalbán?- Preguntó Marcos que no podía dar crédito a la intervención de su antiguo amigo Barceló en estos hechos.

  • Según me dijo, el asesinato de la mujer fue justificado por el inspector como un mal necesario para poner nerviosos a la familia de Silva. Al tratarse de una mujer que se había comportado cruelmente con su propia hija, actuó con ella sin un ápice de compasión.

  • ¡No me lo puedo creer!- Exclamó Rius sin poder dar crédito a lo que oía.

  • Eso me contó la señora Arnau. Me explicó que Barceló la había convencido de la necesidad de este crimen pues, en el caso de que Silva no diera señales de vida, él se encargaría de incriminar a Dolores Marco.

  • Entonces, ¿Montserrat Arnau sabía que Lola era la hija de Silva?

  • Desde el primer día. Fue el propio Barceló quién la puso en antecedentes de la identidad actual de Magdalena y de Dolores.

  • ¿Pero por qué iba a hacer Barceló todo esto?- El policía no podía salir de su asombro.

  • Ella me describió al inspector como una especie de ángel impartidor de justicia divina, pero yo estoy segura de que poseía motivos mucho más oscuros, aunque no pude deducirlos de nuestra conversación. Creo que ella misma los ignoraba.

  • ¿Y Montalbán?

  • Solo me dijo que había tenido que morir porque era un tipo peligroso y despreciable que podía poner en peligro sus planes. No pude averiguar nada más porque tras servirme una segunda taza de café, empecé a sentir un profundo sopor y desde entonces permanecí drogada y amordazada en su sótano. Cada vez que las tinieblas parecían deshacerse, aparecía ella con una inyección que me dejaba fuera de combate. Ignoro porque no se deshizo de mí después de haberse ido de la lengua.

  • Está claro. Por el mismo motivo por el que no pudo reprimirse de contarte todo esto: le recordabas demasiado a su hermana Blanca. Pero Barceló estaba dispuesto a ejecutarte sin ningún escrúpulo. ¡Miserable! Cuando le ponga las manos encima…- dijo Sempere sin querer reprimirse.

 

 

 

 

CAPÍTULO CATORCE

Barceló sabía que la verdad quedaría pronto al descubierto. Era consciente de que no podía silenciar a todos los que conocían la maldita lista que desvelaba los nombres de la Enéada. La reputación de un puñado de intachables y poderosos ciudadanos iba a quedar pisoteada y sometida al juicio de todo el mundo. También la de su padre. Pero antes acabaría con Angulo. Seguro que ese viejo loco estaría encantado de revelar mil detalles truculentos cuando todo saltara a la opinión pública. A las otras no les convenía significarse demasiado. Pero el viejo loco sabía que se estaba muriendo y no iba a privarse de hacerlo reventándolo todo. Le mataría aunque fuera lo último que hiciera en su vida.

Sabía que a estas alturas todo el mundo le estaría buscando. Pero no en vano se trataba de un excelente policía y se sirvió de su experiencia para caracterizarse y llegar sin problemas hasta la Cartuja. Allí mostró una identidad policial falsa al fraile que acudió a abrirle la puerta y le urgió a que le llevara ante Angulo, escudándose en una investigación en la que el anciano podía aportar algún dato.

Lo encontró en su celda sentado en la austera mecedora. Agarrando fuertemente el librillo de cuero negro entre sus huesudas manos.

Angulo alzó la mirada y reconoció inmediatamente, pese al disfraz, a la persona que había venido a visitarle. Una sonrisa espeluznante se dibujó en su desdentada boca:

  • Te esperaba Barceló.- articuló pausadamente.- ¿O debo llamarte hijo de Osiris?

  • Debería haberte matado hace mucho tiempo.

  • Posiblemente, pero tu terrible padre desde su reino del inframundo no te hubiera perdonado que acabaras con la vida de la única persona que les ofrecía paz espiritual a él y a sus macabros amigos de la Enéada.

  • Tú eres el culpable de los cadáveres que pesan en mi conciencia.

  • ¡No! Te equivocas, solo tú has sido el brazo ejecutor.- Una risa diabólica desconcertó al inspector.- Yo solo quería hacer justicia antes de morir.

  • ¡No tienes derecho a desenterrar el pasado!

 

  • Entonces ya lo sabes todo, ¿no es verdad? - Angulo se levantó con dificultad y buscó la mirada de su interlocutor.- Yo me convertí en cómplice de todas sus fechorías. Eran personas muy influyentes y corrían otros tiempos. El miedo a sus represalias enmudeció mis labios. El miedo y el profundo amor que sentía por Heráclio.

  • ¡Viejo maricón de mierda! ¡Silva era el más depravado de todos ellos!

  • ¡Te equivocas de nuevo estúpido! Heráclio era como un ángel. Un ser tocado por la gracia que no podía medirse por los mismos parámetros que el resto de los mortales.- Los ojos del anciano refulgían de la rabia.- Pero ellos lo utilizaron para luego traicionarle impunemente.

  • El aceptó su destino a cambio de que su mujer y su hija vivieran cómodamente. Tú mismo te encargaste de que así fuera.- Barceló deslizó despacio la mano debajo de su chaqueta.- ¡No tenía derecho a chantajearlos!

  • ¿No lo entiendes, verdad?- Angulo apretó el librillo negro contra su pecho.- No fue Heráclio. El efecto que las drogas del psiquiátrico originaron en su cerebro era irreversible. Desarrolló un alzheimer que borró cualquier vestigio de su personalidad. ¡Fuimos nosotros! ¡Su familia! Nosotros urdimos el plan para presionar a la Enéada a sacarlo de su encierro. Y nosotros cuidamos de él hasta que llegó el fin.

Barceló permaneció callado un largo rato. Parecía estar procesando cada palabra que el viejo había pronunciado.

  • Entonces…- pronunció al fin, mientras acariciaba su pistola bajo la sobaquera.- ¿Por qué resucitar el pasado?

  • Fue cosa de la chica.- dijo el fraile con una sonrisa casi humana.- Ella amaba a su padre desesperadamente. Aunque muchos pensarían que de una forma incorrecta. Cuando Heráclio murió en ese retiro al que estaba condenado, juró vengarse en su nombre.

  • Y tú le ayudaste.

  • Yo los despreciaba a todos y cada uno de ellos incluido tu divino padre.- buscó con la mirada el rostro del policía para valorar el efecto que le causaban sus palabras.- Ellos sedujeron a Heráclio porque conocían su devoradora ambición por progresar socialmente y su carencia de prejuicios burgueses.

  • Yo lo llamaría falta de conciencia.

 

 

  • Como quieras. No pretendo que tú puedas entenderlo.- dijo ligeramente airado Angulo, y continuó.- El caso es que cuando lo poseyeron a él, se hicieron los dueños de mi alma y se la echaron de comer a los perros.

  • Tú ya eras un depravado entonces y lo sigues siendo.- sacó la pistola fuera de su funda y apuntó directamente.- Y si te hubiera matado desde el principio nada de todo esto estaría pasando.

  • Dolores habría continuado su venganza particular. Yo solo he sido parte del “atrezzo”, ¿no lo entiendes todavía?- Angulo manoteó en el aire con ademán fastidiado.- Ella urdió un plan para que la lista de los nombres que componían la “Eneada” salieran a la luz. Desde que Silva abandonó su encierro su mujer y su hija estuvieron en contacto constante con él. Tampoco es cierto que Silva muriera hace doce años de un cáncer de colón. – hizo un dramático silencio.- Cinco días después de su huida, sufrió un ictus cerebral que lo incapacitó durante los cinco años que sobrevivió a este estado casi vegetativo. En este tiempo, fue cuando Lolita se envenenó por el resentimiento hacia los influyentes miembros de la “Eneada”.

  • Sigo sin entender.- Barceló tenía la cabeza cegada por la ira sin embargo los interrogantes se agolpaban en su cabeza.

  • Dolores, a pesar de dedicar su vida a ser una gran profesional, nunca olvidó la tragedia de su padre. Aunque perdimos el contacto durante años, decidí contactar con ella a raíz de conocer mi enfermedad.

  • ¡Decidió alimentar su odio!

  • No se equivoque. Ella lo habría hecho tarde o temprano. ¡Es la hija de Ammut!

  • Por culpa vuestra han muerto dos personas.

  • ¡Oh vamos! Ni Dolores ni yo hemos matado a nadie. Ese honor os lo hemos concedido a vosotros. Y no habéis vacilado.

  • ¡Fui tan estúpido! En vez de quitarla de en medio cuando empecé a sospecharlo, decidí presentarla como una asesina y que cayera en su propia trampa.

  • ¡Eres el hijo de Osiris! Cómo a él , también a ti te ha perdido el orgullo.

- ¡Encomiéndate a ese dios en el que dices que crees!

Barceló apoyó el frío metal de la pistola sobre la cabeza del fraile. Gilabert y Sempere llegaban en aquellos instantes a la puerta del convento. Escucharon dos detonaciones en un breve intervalo de tiempo. Marcos supo entonces que su intuición no le había fallado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario

Lazarillo -

Estoy gratamente sorprendido por tu actividad periodística y literaria. La vitalidad y capacidad que demuestras son magníficas. Digo magníficas y me quedo corto. ¡Enhorabuena! Me gustaría tener algún día la oportunidad de conocerte.
Un saludo cordial desde Salamanca, a la vera de fray Luis.