EL HEDOR DEL PARAÍSO
Si ustedes conocen los parajes monegrinos aragoneses sabrán que es una tierra dura, áspera, casi desértica que obliga a sus pobladores a unas condiciones extremas que, en otros tiempos, produjeron un éxodo de gente que abandonó sus pueblos para ganarse el pan en otro lugar más benévolo. Por eso, la promesa de crear un oasis que traiga dinero y trabajo a estos parajes se recibió con expectación. Además, algunos propietarios de las tierras comprometidas en el proyecto Gran Scala, vieron la posibilidad de venderlas por un precio superior a su valor. En Ontiñena, el Gobierno Aragonés les ha prometido el paraíso a sus habitantes. Y debe saber de qué habla porque la ILD promotora del macrocomplejo tiene un máster en paraísos, eso sí fiscales. Pero nada desanima a la DGA en esta aventura: Ni la oposición al proyecto que lo acusa de promover un modelo de desarrollo insostenible e irracional basado en unos valores, tan poco saludables, como el juego. Ni los novelescos antecedentes empresariales de los promotores y su entramado laberíntico. Ni la manifiesta falta de solvencia que han demostrado reiteradamente. El Gobierno Aragonés no rebla en su empeño de traernos el paraíso al corazón del desierto y diseña leyes y tiende puentes de plata para conseguirlo. Pero a muchos este asunto nos huele a azufre desde el principio. A ese olorcilo pestilente que mana de la especulación y que empieza a converitirse en un tufo de mentiras y de engaños.
1 comentario
frantic -
Un abrazo.