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LA TRINIDAD DEMOCRÁTICA

En una entrevista a José Saramago, hacía una brillante exposición sobre los pilares de la democracia: la democracia política, la económica y la cultural. Esta trilogía supuso en su momento una esperanza para el futuro de los pueblos. Ahora somos testigos de cómo al corromperse la económica y la cultural, la política se ha convertido en una mera declaración de intenciones sin auténtico contenido ideológico. El fundamento económico de este sistema, lejos del ideario primigenio del reparto justo de la riqueza, se dejó poseer por la fiebre goblalizadora del libre mercado que, en este momento, descarrila conduciendo al planeta al colapso. El factor cultural se ha masificado y solo sirve para alienar al individuo e inducirle a creer que existe un pensamiento único frente al que no merece la pena rebelarse. Ante tamaño deterioro, la democracia pasa a ser una patraña que no garantiza los derechos ciudadanos más allá de una simple declaración de intenciones. Si queremos aportar algo de esperanza a este desquiciado mundo, debemos reinventar la democracia. Rescatar esa capacidad, que un día tuvo, de agitar las conciencias y movilizar voluntades. Volver a prender la llama que iluminó los corazones para imaginar una vida más justa para todos.

Publicada en diario PÚBLICO 17 de octubre de 2008

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