Una explosión
Una explosión
(¿O quizás fueran miles?)
encendió la noche
en el infinitésimo paréntesis de mis soledades.
Nada vergonzante flotó a la superficie.
Lavé mi cuerpo,
encendí una hoguera en los rescoldos de mis sueños,
me bebí mis propias lágrimas azules
aliviadas con un chorro de mercurio.
Me cercené de un feliz tajo
todas las esperanzas
que aún dolízn.
Fuí, por una sola vez, libelula
para volver a empezar
con nuevas fuerzas
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