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LA LIBERTAD NO PRODUCE EZCEMAS

LA LIBERTAD NO PRODUCE EZCEMAS
El profesor Aramayona es uno de los seres más consecuentes que me he topado en la vida. Podría hablar del filósofo, del escritor, del psicólogo. Del hombre cultivado y melómano  con el que siempre resulta delicioso departir de lo humano y lo divino. Especialmente si consideramos que nunca ha sido de aquellos que se ven amedrentados por expresar su libre opinión sobre cuestiones tan fundamentales. De ahí su compromiso con el Movimiento por un Estado Laico y con el DMD (derecho a la muerte digna). La grave enfermedad que padece no ha sido impedimento para que mi querido "perro-flauta motorizado" (como a él mismo le gusta calificarse) diera un paso adelante y decidiera hacer uso de su libertad de pensamiento realizando una acción pacífica de protesta  ante la puerta de la consejera de educación María Dolores Serrat. Como profesor, se le desgarraba el alma por el deterioro que la educación pública sufre en nuestra comunidad. Por eso estuvo casi dos años cada mañana , día tras día, ejerciendo su silenciosa protesta pertrechado con inofensivos carteles en el portal de la consejera. Esta respetuosa denuncia le acarreó juicios, multas y procesos que aún colean pero que, lejos de hacerle reblar en su determinación, Le motivaron mucho más. Lo mismo nos pasó a cuantos tuvimos el honor de acompañarle en alguno de esos gloriosos días en los que acabábamos cantando el Himno de la Libertad como despreocupados orates en medio del gentío. La desmesurada respuesta a este inocente acto de rebeldía nos indignó y nos hizo comprender que la libertad de expresión no está de moda en estos lares. Y eso nos hizo apoyar su causa (la de todos nosotros) con renovadas energías.
Recientemente Antonio decidió trasladar su silla de ruedas y sus anatémicos letreros a otro portal del centro. El del delegado del gobierno Gustavo Alcalde. En los cartones que enarbola el profesor se habla de los recortes en los derechos y en las libertades ciudadanas. De la ley mordaza. De manera automática, el delegado del gobierno le puso tres querellas y el pasado miércoles fue arrestado y trasladado a dependencias policiales. Lo de trasladado es un decir puesto que, ante la manifiesta imposibilidad de meter a Antonio con su silla en el coche patulla, el detenido se vio obligado a llamar a un taxi preparado para estos menesteres (a cargo del presunto delincuente) para poder acceder a a comisaría donde permaneció mas de tres horas, fue identificado anatómicamente, se le tomaron las huellas y se le advirtió que debía quedar a disposición del juez para presentarse en cualquier momento. Al día siguiente volvió al portal donde había sido detenido. Tuvimos una conversación sobre este tema. Sabía que volvería. Y que lo seguirá haciendo mientras las fuerzas se lo permitan porque lo único que asusta a mi compadre es quedar paralizado por el miedo. Aceptar la mordaza. No hacer nada.
Como decía al principio, podría hablar de muchas cosas que definen a Antonio Aramayona y que lo convierten en un referente en cuanto a coherencia y compromiso. Pero es mucho más para mí. Un miembro de mi familia. Un hermano inteligente y divertido con el que compartimos paellas, risas y canciones los domingos. Un tipo que avanza a golpes de puro corazón pese a tenerlo maltrecho y remendado. Un amigo entrañable al que le divierten mis idas de cabeza y que siempre me tiende los brazos cuando siento que avanza el lado oscuro. Y su calor me llena de paz y de alegría.
Antonio es un hombre bueno sobre todas las cosas. Y muchos lo amamos exclusivamente por eso. Es una rara avis en esta sociedad de cínicos desviscerados. Tan difícil de hallar como ese que buscaba Diógenes por los rincones. Más valioso que todos los delegados del gobierno, consejeras y mordazas  que pretenden reprimirle. Quién se meta con él, se está metiendo conmigo.
Y se que hablo por la boca de otros aragoneses que sienten lo mismo. Quién tanto bien reparte, merece recibir lealtad. El pobre delegado está en la higuera si piensa que puede resolver este conflicto a machetazos. Antonio es pacifista pero además, es muy valiente. Una cualidad a la que el señor Gustavo Alcalde debe ser alérgico. Yo le aconsejaría que se fuera abasteciendo de urbasones. Una aguda crisis se avecina. La libertad está llamando a la puerta.

1 comentario

Joaquin -

Muy bonito, sí señora