PUFOS MADE IN SPAIN
Aquí estamos acostumbrados a estas cosas. Nos escandalizan y cabrean pero no nos sorprenden en absoluto. Los presupuestos temerarios en las adjudicaciones públicas son prácticas habituales de las grandes empresas españolas. Presentan unas cuentas infumables que, de manera sorprendente, no frenan a la administración para concederles el triunfo en los concursos. Es lo que ocurre con algunos servicios públicos privatizados como las limpiezas hospitalarias. Las empresas pujan a la baja para quedarse con la contrata aunque las cifras que presentan no alcanzan ni para pagar los salarios de los trabajadores. Luego ya se sabe lo que pasa. El servicio se presta en condiciones lamentables y el empleo se precariza o se destruye directamente. Y si aún así pringan con la pasta, el contratador (osea, todos nosotros) asume sin rechistar el sobrecoste. Más que de la marca España, hablamos de la marca de un Caín chanchullero que a la primera de cambio te mete doblada una quijada. El problema viene al intentar exportar este modelo de negocios a otros países menos "tolerantes". Sacyr se hizo con las obras del Canal de Panamá con una oferta muy inferior al de las otras empresas concurrentes. Incluso menor que el importe base de la licitación. Para chulo, mi pirulo. Un informe revelado de Wikileaks ya mencionaba que lo presupuestado no llegaba ni para el hormigón. Sin embargo existía el rumor de que Sacyr contaba con el respaldo del gobierno español y que, de una u otra forma, cumpliría con el contrato. Ahora a la empresa le han salido más de 1.200 milloncejos de imprevistos que, insólitamente para ellos, el gobierno de Panamá se niega a apoquinar sin justificaciones previas. En el extranjero son así de tiquismiquis. Si firmas un contrato, pretenden que lo cumplas. La cosa se pone fea porque la "obrita" es un referente internacional. Vamos, que la cagada es antológica para el prestigio de la dichosa marca patria. Y lo pero es que a una se le queda mal cuerpo. Le entran dudas: ¿Quién pagará este fiasco? ¿No serán los mismos primos que estamos abonando el "sobrecoste" de la burbuja inmobiliaria y la estafa de la banca? ¡Ay dios! ¡Qué negros augurios me atenazan!
0 comentarios