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EL PROBLEMA FUÉ SENTARSE

EL PROBLEMA FUÉ SENTARSE

¡Y vuelta con la burra al trigo! La negociación sobre la reforma de las pensiones se está convirtiendo en una especie de historia interminable a la que ya podemos augurar un triste desenlace para el populacho. El gobierno debe andar probando toda suerte de artes de prestidigitador-hipnotista para pillar en un renuncio a los sindicalistas y ¡zaca!. Y éstos, dóciles cuales esponjosos borreguitos de norik, apenas se atreven a nada más que a cabecear negando con poca convicción lo que parecen aceptar como inevitable. Un mensaje desolador para la clase obrera que vemos como nuestras expectativas de tener una jubilación digna algún día se van alejando. ¿No será que el problema fué sentarse a una mesa en la que ya estaban establecidos de antemano los corchetes de la negociación? Porque acudir a estas citas conociendo los propósitos del gobierno y su rendición  final al neoliberalismo imperante es, a mi modesto entender, una claudicación de principios. Yo veo la situación así: Los trabajadores estamos siendo víctimas de una doble traición de algunos sectores de la izquierda política y sindical. Ante la mayor agresión sufrida en la historia de la lucha obrera contra nuestros derechos, ganados a fuerza de derramar mucha sangre, sudor y lágrimas, los socialistas se alían con el poder financiero y los sindicatos se avienen a regatear sobre las condiciones de nuestra entrega al señor de los Mercados. ¡Patético panorama! pero para enmendalla, primero nos tenemos que enterar de lo que está pasando. Llegar a la conclusión de que este sistema es insostenible en todos los aspectos, incluido el humano. Comprender que las soluciones tiene que venir de la mano de una sociedad donde la riqueza y el trabajo se repartan equitativamente. Que entienda que los recursos no son ilimitados y que es imprescindible decrecer para sobrevivir en el planeta. Mientras la izquierda no cambie hacia ese registro, continuaremos engrosando las nutridas filas del desempleo o las del mercado, pero las del mercado de esclavos, claro.

Publicado en Público, Heraldo de Aragón, Periódico de Aragón y El Plural

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