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CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE

CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE

Parece que el Gobierno va a dar luz verde a una ley  que garantice el derecho a la muerte digna. No se han atrevido con la eutanasia, a pesar del apoyo popular con el que contarían, y el tema se va a resumir a unos cuidados paliativos que aseguren al moribundo un trance sin demasiado sufrimiento. El lastre ultracatólico les impide dar un paso valiente hacia adelante. Como en toda la vida política de este peculiar Estado Aconfesional, la religión dominante define de los límites de los derechos y libertades de los ciudadanos. La ley llega un poco tarde para algunos como el doctor Montes y su equipo. Pagaron con su empleo y se convirtieron en muñecos del pim-pam-pum del circo mediático conservador por el execrable crimen de no dejar morir a sus pacientes como perros rabiosos. ¿Han presenciado la agonía de un enfermo terminal de cáncer de estómago? Yo sí. Y no creo que sea de buen cristiano permitir que nadie padezca un calvario innecesario. Dicen que el propio Jesús pidió a su padre que le apartará ese cáliz de dolor pero su progenitor, más partidario del integrismo Rouco Vareliano, no tuvo corazón para escucharle.
Pues escuchen ustedes, señores del nacionalcatolicismo, ya que no parecen interesados en mejorar nuestra vida dejen que escojamos al menos sobre nuestra muerte. Ni las enormes desigualdades sociales ni las terribles injusticias que el sistema impone a las personas, conmueven los corazones de los fundamentalistas. Como su dios, se inhiben de nuestro dolor empecinados en imponer sus desnaturalizadas normas. La Iglesia Católica posee un historial de alianzas con dictadores y regímenes totalitarios que han mostrado un desprecio absoluto por la vida de la gente. Se han posicionado junto a fascistas trístemente celebres y bendecido sus tropas de exterminio. Los que insultan al doctor Montes, o al movimiento laico, llamándolos nazis olvidan que Franco, Hitler Y Mussolini eran católicos y contaron con la complicidad de su credo. ¿En nombre de qué clase de moral vienen ahora a decirnos cómo debemos morir? 

Publicada en Periódico de Aragón

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