Blogia
kuentoschinos

¡VERGÜENZA!

¡VERGÜENZA!

Como en la peor de las pesadillas, una legión compuesta por políticos corruptos, jueces antediluvianos y falangistas casposos planean sobre nuestra democracia envueltos en banderas rojigualdas con aguiluchos al son de: ¡En pie, flechas de España!. Prietas sus filas, al contrario que las de las fuerzas progresistas, su avance renace de las catacumbas más siniestras de nuestra historia amagando con devorar, de un certero y letal bocado, la Libertad y la Democracia que muchos deseamos. Atónito, el mundo nos contempla sin alcanzar a comprender por qué se han aflojado las correas que sujetaban a la bestia del fascismo. Perplejos porque un pueblo que sufrió la dentellada de sus fauces durante más de cuarenta años, ofrezca dócilmente su yugular a los depredadores conocidos sin apenas resistencia. ¿De qué nos sirve la Constitución, la Declaración de Derechos Humanos y toda la fanfarria pluralista si la gente corriente, como usted o como yo, permanece inerte a su ofensiva? Si permitimos que los herederos ideológicos del franquismo y sus colegas, los delincuentes habituales disfrazados de demócratas, sodomicen impunemente a la Justicia para que las víctimas de la dictadura no abandonen jamás las fosas a las que les arrojaron sus verdugos, ¿qué futuro nos espera? Si el juez, sea el que fuere, que escuchó las súplicas de sus familias acaba inhabilitado por intentar poner nombre y apelllido a los asesinos, por pretender demostrar la ilegalidad de los tribunales de Franco y rehabilitar la dignidad de los que fueron ejecutados y condenados a causa de defender la legalidad republicana, ¿será porque los españoles estamos hechos para el yugo y los azotes?
 
La vergüenza cubre, como un negro manto, la memoria y la decencia de estas tierras. Mientras tanto, gürteles y liberticidas descorchan miles de botelllas celebrando el regreso del oscurantismo. El triunfo de la sinrazón y la injusticia sobre una población, demasiado aborregada, para plantarles cara. Demasiado confusa y asustada para retomar las riendas de la historia y limpiar la casa de estas alimañas.
Este es uno de esos días en que mi corazón, que siempre latió fuerte y a la izquierda, me pide a gritos que le haga la maleta.

0 comentarios