LIBRE
Sobre tu frente,
páramo donde nunca prende la esperanza,
me paré un instante
para sembrar de luciérnagas el camino de la desolación.
La Nada,
cuando es compartida,
parece que duele un poco menos.
Y nuestro caminar,
entre lenguas de fuego y simas infernales,
adquirió el trotecillo alegre e inconsciente del suicida
que coquetea lujuriosamente con la muerte.
Libres del futuro,
aprendimos a retozar en el fango del presente.
Solo quien no teme morir
es digno para disfrutar del esplendor de la vida.
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