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NADA ESTÁ ESCRITO EN LAS ESTRELLAS

NADA ESTÁ ESCRITO EN LAS ESTRELLAS
El Tribunal de los Malos Augurios ha sentenciado: El 2013 será el año de la resignación. El año en el que la depresión se irá haciendo fuerte entre la ciudadanía hasta que la impotencia sea un epidemia colectiva, paralizante. Las campanadas de nochevieja las interpretaron las trompetas del apocalipsis. ¡Ahí es nada! A cada toque, engullimos una pena vieja y otra por venir. El paro, los desahucios, el miedo a caer en la exclusión, el rescate que viene, los presupuestos menguantes... cargas de profundidad emocional que sustituyeron a las uvas desafiando la capacidad de nuestras tragaderas. Las mías están más que superadas. Me pasé el año nuevo vomitando el exceso de cardos y de penas. Rumiando la tristeza para hacerla dúctil. Para no dejar que se convierta en un quejido pétreo e inerme. Me niego a ingerir este recino fatalista. Cada uno de mis huesos se declara en rebeldía ante la posibilidad de aceptar tanta amargura. No me creo a los pitonisos y las meigas que desde las instituciones nos presagian una miseria inevitable. Son como los muñecos del Moreno. Carcasas vacías que hablan con las palabras de los poderosos. Una sociedad desolada, sin esperanzas, no opondrá mucha resistencia. Por eso siembran abundante pesimismo en nuestras vidas. ¡Es lo que toca!, repiten hasta desgañitarse. Y el mensaje va calando como un sirimiri que nos aguijonea el alma. Cuando el dolor te muerde en carne propia y no puedes atisbar un resquicio de salida, es natural caer en la depresión y la impotencia. Todo se nos muestra oscuro para este 2013, pero aún estamos a tiempo de romper el hechizo. Aún podemos fastidiar esta conjura de necios desalmados, de tiburones inescrupulosos. La vida no vale nada si nos rendimos. Si no tenemos redaños para empujar todos juntos. Para arrinconar contra las cuerdas el miserable mundo que nos vaticinan. El 2013 puede ser el año de la metamorfósis. Tiempos en los que los amedrentados corderitos se fuguen de la cola que les conduce al matadero para montar barricadas de desobediencia. Todo depende de nosotros, de que metabolicemos bien la rabia. Aunque no tengo bola de cristal ni veo un pijo en los posos del café, soy bastante bruja (o eso dicen algunos). Por eso créanme cuando les les garantizó que nada está escrito en las estrellas. El lienzo para escribir el 2013 aún es virgen. Y nosotros somos sus únicos autores.

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