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SUPREMACÍA GENITAL

SUPREMACÍA GENITAL

Según la CEOE viene a resultar que los ricos los tienen más grandes. Los genes, digo. Más grandes, mejor puestos y más capacitados que los de los pobretones. Así explican que exista menos fracaso escolar entre las clases pudientes que entre las proletarias. No se engañen. El nivel socioeconómico no importa. Si un niño no tiene el cariotipo adecuado de nada le sirve recibir una educación exquisita y tener sus necesidades básicas cubiertas. Seguirá siendo un borrego porque le viene de herencia. Como a sus padres. Carne obrera incapaz de transmitir un gen en condiciones a su prole.
Fraga, cuya pedagogía social está suficientemente avalada a lo largo de su carrera, lo tenía claro. Los hijos de buena familia son más listos y aprueban con facilidad cualquier oposición. Luego el contundente argumento de la CEOE para precarizar la enseñanza pública viene de lejos. Y tengo la certeza de que más que un subterfugio miserable para desmantelar la educación pública y favorecer a la privada, es una declaración de principios. La clase acomodada, esas "buenas familias" de las que habla Fraga, se sienten superiores. La élite elegida. Cuestión de linaje.
Como su filiación en la derecha. La derecha puede presumir de tener una ideología genética y genital que no necesita ningún aprendizaje. Nacen con ese primitivismo ignorante que les permite sentirse el ombligo del mundo y apropiarse de todo cuanto ven sus ojos. En cambio la izquierda intenta reprimir al monstruo empleando la razón y así nos va.
Por eso, para evitar al populacho tanta frustración, lo mejor es que asumamos nuestra inferioridad desde la tierna infancia. ¿Para qué malgastar en una educación pública y digna en intentar instruir a la raza de los indigentes intelectuales? No es rentable y solo trae problemas. Nos echamos a pensar y a exigir derechos que no nos corresponden por estirpe.
Si hubieran dejado a Vallejo-Najera hacer bien su trabajo esto no sucedería. Su obsesión en aniquilar el gen rojo no era realmente biopsiquismo fascista, ni mucho menos. Era un acto de piedad de los pudientes hacia los desfavorecidos que no asumían su condición y reclamaban justicia, educación, pan y otros caprichos impropios de su casta. A lo mejor reflexionan y retoman este proyecto para que aprendamos de una vez que su supremacía siempre ha sido genital.
Vamos, por huevos.

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