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NO DISPAREN AL PAYASO

NO DISPAREN AL PAYASO
(Dedicado a las víctimas de la masacre del Charlie Hebdo y a los millones de vidas que el fanatismo religioso ha sesgado en todo el mundo. Que la tierra os sea leve, compañeros.)
                                                      
El  humor no hace buen maridaje con el fundamentalismo religioso. Es normal. Es una cualidad que nos invita a bucear en nuestra humanidad y se sirve de la burla para desvelar la verdad. Esa mirada irónica sobre la realidad es desconcertante para los dogmáticos. No soportan su tamiz ni la visión crítica que arroja sobre los acontecimientos. El humor nos hace  más libres. Nos aporta dignidad y nos sitúa en una posición de superioridad moral frente a situaciones que nos atemorizan. Por eso, un humorista, un payaso o un cómico, pueden convertirse en objetivo del odio irracional. Son enemigos del oscurantismo. Por ende, de sus leyes anacrónicas dictadas, presuntamente, por seres sobrenaturales.
Los crímenes del Charlie Hebdo son una cruel manifestación de ese odio. Esta vez se ha llevado la vida de doce personas en París. Entre ellos, un policía de ascendencia musulmana. Igual que musulmanes son la mayoría de sus víctimas en ciudades como Bagdad o Kabul. Una hemorragia humana que gotea cada día más cadáveres con los que nos golpean los telediarios. Eran muertos lejanos que creíamos que no nos incumbían. Pero en este mundo global, globalizar el odio era cosa hecha. Y los frentes no son tan nítidos como antaño.
Estamos en guerra sí, pero no contra el Islam. Es una lucha descarnada contra los liberticidas. Contra los enemigos del pensamiento crítico. Están en todas partes. Abrazando todo tipo de causas o banderas. Empleando la violencia en nombre de una deidad trastornada.
El cómico Leo Bassi  también ha recibido ataques  integristas por sus espectáculos. Especialmente cuando montó uno en el que hacía una interpretación satírica del Papa. Amenazas de muerte, cócteles molotov...Pero en esta ocasión, eran ultracatólicos de la extrema derecha los que enfocaron su odio en el clwon. Esto demuestra que, más que dioses coléricos, lo que existe es un método de canalizar la frustración e irreflexión de algunos para satisfacer oscuros intereses.
Yo no entiendo la vida sin humor. Condenarme a ello, es mil veces peor que hacerlo a muerte. Reírme de lo que me asusta me hace más fuerte. Reírme de mi intrascendencia, más libre.
Entre tiros, bombas y mordazas se han empeñado en robarnos la alegría. En quitarnos la vida. Pero quién nace payasa, como servidora, payasa muere. Osea que...aquí está la mía.

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