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kuentoschinos

UN GALLITO DE P-PELEA

UN GALLITO DE P-PELEA
El ministro Montoro tiene vocación de chucho cancerbero del gobierno. Ante cualquier conato de peligro, amaga con dentelladas a diestra y a siniestra (especialmente a siniestra) intentando disuadir a los críticos. Aunque a mí, mas que a un perro guardian, me recuerda al gallo Claudio. Tiene el hombre ese aire de ave de corral venida a más que gusta de cacarear cómicamente cualquier chorrada que sale por su piquito. ¿No me dirán que no resulta enternecedoramente grotesco ver como se pone farruco amenazando con hacerle una inspección a todo quisque?
O cuando insinúa, vulnerando el sigilo obligado de la agencia tributaria, que fulano o mengano no son trigo limpio con el fisco. A ver señor Montoro, ¿queda algo de vida neuronal bajo su cresta? Porque digo yo que si el máximo responsable de Hacienda tiene datos que revelen el fraude o la evasión de capitales su obligación es actuar de inmediato y no emplear esa información como moneda de cambio para que dejen de hurgar en el fondo de armario de la cúpula pepera.
Eso está feo y podría entenderse como un vil chantaje. Para más inri, no parece propio del ministro que ha sido el autor intelectual de una amnistía que solo ha beneficiado a evasores y otros golfos de buen vivir. Casualmente, entre ellos, al ex-tesorero que últimamente les trae por la calle de la amargura. No le vemos ponerse tan estupendo con la posible financiación ilegal de su partido, ni con los presuntos sobre-cogedores a los que al parecer nutría regularmente el díscolo Bárcenas. De esto ni pío. Solo se pone chulico con los perro-flautas, izquierdistas, actorzuelos y credores de opinión (contraria a a la suya, por supuesto). Cacarea y cacarea intentando crear el terror y paralizar a las lenguas viperinas. Lo que sucede es que un pollo (aunque vaya de matón) acojonar, lo que se dice acojonar, no acojona. Un consejo don Cristobal: Deje de hacer el triste, cierre el pico y póngase a hacer su trabajo empezando por sacar la cascarria corrupta del corralito propio. A lo mejor entonces, otro gallo nos cantara.

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