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ESTABA DE PARRANDA

ESTABA DE PARRANDA

Me sabe mal contradecir a un prestigioso científico como Hawking pero, en vista de sus categóricas conclusiones sobre la inexistencia de dios, no me ha dejado más remedio. Querido Stephen, es probable que haya desestimado otra posibilidad muy plausible sobre la incomparecencia de dios en la creación del mundo: Ese día, como ocurre siempre que acontecen otras situaciones cruciales para la humanidad, el demiurgo andaba de parranda. Y es muy comprensible si verdaderamente compartimos imagen y semejanza con él. Como un niño grande y caprichoso, se aburrió de su juguete incluso mucho antes de ponerlo a funcionar. La idea de la Creación le causó gran alborozo y expectación al principio. Pero una eternidad siempre es demasiado tiempo y es difícil mantener el interés indefinidamente por nada ni por nadie. Así que, de vez en cuando, se corre una juerguecita celestial y nos abandona a nuestra suerte o, mayormente, a nuestra desgracia. Ha sido igual desde el principio. Primero dejó que nos formáramos de la nada absoluta. Sin darnos ninguna substancia, ninguna enjundia material con la que enriquecer el producto. Para después, siempre que no complacemos sus designios de todopoderoso y cruel infante, castigarnos con esta o aquella plaga o simplemente arrojarnos desdeñoso a la papelera del olvido. Y como su nivel de inmoralidad, proporcionalmente hablando, es infinítamente superior al de sus pobres juguetes, no le importa que aprovechando sus frecuentes ausencias nos estemos cargando la vida y hasta el envoltorio. Está aburrido de nosotros porque no podemos sorprenderlo. Nuestra avaricia, estupidez e iniquidad no le son ajenas. Al fin y al cabo, estamos inspirados en su naturaleza como modelo. En un personaje ocioso y antojadizo, incapacitado para los compromisos a largo plazo. Osea que no me lo haga pasar por muerto o desaparecido señor Hawking. Yo lo prefiero vivito y coleando. Por lo menos, si creo tenerlo enfrente como responsable último de nuestra condición miserable, la carga moral se me diluye bastante. Atribuirle nuestra culpa, me relaja mucho la presión sobre esa incómoda cosa denominada conciencia. La única de nuestras cualidades que, para mantenerla a salvo, debemos poner a buen recaudo de los maniqueos desvaríos del Ser Supremo.

1 comentario

Atheimpanzee -

Totalmente de acuerdo con voz,me consuela saber que no soy el único inútil que lejos de cumplir diligentemente con su parte de hacer del mundo y de nuestro mundo interior mejores lugares para evolucionar espiritualmente,se dedican negar al único culpable de nuestros propios errores."Dios no es religion,es evolución".