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EL CORAZÓN DE LA ROJA

EL CORAZÓN DE LA ROJA

 
He de admitir que he sucumbido a la poderosa atracción de "la roja". Aunque no soy futbolera, no he podido inhibirme del subidón general. En estos tiempos de zozobra y atomización de la sociedad resulta emocionante ver como, ciudadanos de todas las clases y condiciones, comparten una situación de euforia colectiva. Aunque he de admitir que tengo mis prejuicios con las manifestaciones de orgullo nacionalista, he decidido abstraerme de este concepto para disfrutar del antidepresivo que está administrando la selección a los paisanos. Y como tengo tendencia a barrer para mi casa, me ilusiono con esa cualidad de nuestro pueblo para apasionarse y me esperanza la idea de que sepamos utilizarla para causas más nobles. El corazón de "la roja" ha conseguido hacer latir al unísono los corazones de mucha gente. Precarios, parados, amas de casa, inmigrantes. También de gente poderosa. Pero como los castigados por la situación financiera somos los de siempre, el pueblo llano, mi mensaje va especialmente dirigido a esa mayoría. Sugiero que utilicemos el poder aglutinador que estamos descubriendo con el fútbol para enfrentarnos al ataque masivo que están recibiendo nuestros derechos laborales y sociales. Que usemos ese optimismo contagioso y energizante para sacudirnos la resignación ante el destino que nos están fabricando. Cayo Lara ha pedido a los futbolistas que donen sus primas a causas sociales. Quizás suene utópico pero es que a mí me pone la utopía. Doy un paso más y propongo que la petición se haga extensiva al resto de la población, aunque en otros términos. Para superar la depresión que nos augura el retraso de la edad de jubilación, la suspensión de los convenios, el abaratamiento del despido y demás recortes y agresiones en general, podemos donar esa capacidad de hacer piña que estamos experimentando y enfrentarnos a la adversidad con alegría y determinación. Con orgullo de clase. Una clase que represente los derechos de muchos colectivos desfavorecidos. Capaz de recuperar su dignidad para contagiar el entusiasmo por la posibilidad de que otro mundo sea posible. Ahí sí que se demostraría la fuerza y el valor del auténtico corazón de "la roja".

Publicado en Heraldo de Aragón el 9 de julio del 2010, Diario del Alto Aragón del día 11 y Periódico de Aragón el día 12

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