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CRÓNICAS VIKINGAS

Millares de personas, activistas y representantes de multiples colectivos de todas las nacionalidades, nos citamos en Copenhague con el propósito de mover la voluntad de los gobiernos. Pero una vez más, y vamos por la décimo quinta, nos han demostrado quién tira verdaderamente de las bridas de dichas voluntades. Neoliberalismo, capitalismo salvaje o culto al dinero, podemos llamarlo como nos de la gana. Un sistema autista a las necesidades de los colectivos humanos y dispuesto a una depredación exahustiva del planeta para seguir engordando el bolsillo de los verdaderos amos del mundo, los dueños de la buchaca. Ni la crisis financiera mundial, ni la desesperada situación medioambiental a la que nos están conduciendo, han pesado en la capital danesa para arrancar compromisos de los más poderosos. El populacho ha sido reprimido al estilo del siglo diecinueve, se nos han arrebatado las acreditaciones para enmudecer nuestras bocas en esta cumbre y no se han escatimado palos ni detenciones masivas preventivas entre los que nos manifestamos en las calles. Todo muy democrático. En aquellas civilizadas tierras vikingas, con un gobierno que carga hacia la extrema derecha, otra vez nos han señalado quienes somos los parias de la tierra y  nos han arrebatado la voz y la palabra. Pude ver las lágrimas de un responsable indígena al que se le negó la posibilidad de expresar en este foro, su desesperado grito de socorrro proque la supervivencia de su gente está en juego ahora mismo, no dentro de un futuro más o menos próximo. Y la indiferencia de los que tienen nuestro futuro en sus manos. Pero la nieve ardía en Copenhague. Y los que allí estuvimos, pudimos experimentar la emoción de la consolidación de un movimiento internacional que no está dispuesto a dejarse reprimir y amordazar. Un gérmen, tan inquietantemente revolucionario para la percepción de los poderosos, que desplegaron toda la parafernalia de brutalidad policial y abuso judicial para someterlo. Con la esperanza de ayudar a extender este virus que tanto les perturba, regresé ayer de la glacial y hermosa ciudad de Copenhague.

Publicado en Público el 22 de diciembre del 2009

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