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LA ARAÑA VELOZ

LA ARAÑA VELOZ

Un amigo músico, cuya vida profesional le lleva a amenizar actos oficiales, me contaba el otro día el lujo y despilfarro que conllevan tales eventos. Pero más allá de la ostentación desmedida con que, con dinero público, se organizan estos saraos para gozo y deleite de nuestros políticos y sus correligionarios (lo que ya en sí es bastante ofensivo para la ciudadanía), mi amigo hacía hincapié en la calidad humana, o más bien la falta de ella, de la que hacían gala tan ilustres personajes. El ninguneo al que eran sometidos los trabajadores que hacían posible que nuestros servidores públicos se dieran estos homenajes, rayaba el trato que se debía dar a los siervos de la gleba. La corrupción y chulería que campa a sus anchas por la política nacional es como una araña que ha lanzado sus filamentos paralizantes sobre toda la sociedad. Ha tejido una trampa perfecta convenciendo al personal de que la política, como el fútbol, es así y que pretender salirse de los parámetros, establecer comportamientos éticos y austeros, responsables con quienes depositaron su confianza en ellos, es de gente que no sabe lo que dice. Para ese ácaro mentiroso, la honestidad y la transparencia solo pueden añorarla los ilusos. Vivimos en un mundo de tiburones y es de bobos pretender que lo gobiernen cándidos corderitos. Este sitema está tan bien urdido que convence al abusado de que el abuso, no solo es inevitable, sino que es lícito. Y entre corruptela y corruptela, que sale tan de gratis a los partidos, la democracia que muchos anhelamos se ahoga relegada al profundo pozo donde mandamos todos los sueños.

Publicada en el Periódico de Aragón el 6 de octubre del 2009

2 comentarios

seguidora y fan -

Pues la lástima, Frantic, es que eso ocurre y se nos comen los que están"dogmatizados" y acuden a votar a la orden del pito. No hay nada mejor que la obediencia

frantic -

Sólo hay algo más perverso que la corrupcción de los políticos: la convicción ciudadana de que dicha corrupción es algo inevitable e inherente a la clase política.

Luego llegará el día de las elecciones y la mayoría se quedará tranquilamente en casita.